Qué feo, dijiste, qué feo mentirme, y me inundaste de realidades y tormentas. Pero tus verdades no me asustan, ni tus monstruos ni tus hechizos. Parece que nunca entenderás que soy de esas personas que sólo le temen a los puntos suspensivos y a las comas; y cada tanto, a los abismos infinitos. Y si hay algo que deba dolerme, no será más que un conjunto de pasillos que no terminan jamás o que ni siquiera tienen comienzos, pero nunca tus palabras.
Esta vez yo cuento con un ejército de afirmaciones ofuscadas y ni una tropa de anticuerpos te salvarán contra mis mentiras contradictorias. En este mundo apestado, no te liberarás de mis enfermizos vocablos precipitados contra la pared, y menos del eco que producen mis oraciones ya vacías en tu mente perturbada. De vos depende dejarlas caer a uno de mis miedos, a aquellos precipicios interminables, aunque sé que no lo harás. Porque quien agudiza su declive sos vos, y mis párrafos sin comas ni puntos suspensivos tienen paracaídas, que al menos les servirán para creer que hay un final.
Aún así, a veces me veo obligada a pedirte algo paradójico... No te salves. Por tu bien, por mi bien y por nuestro mal también. Porque presenciamos una sentencia empinada que nosotros mismos creamos y padecemos, y a pesar de esto, podemos afirmar con orgullo y una media luna entre nuestras facciones, que jamás caeremos.
Interesante. Tal vez demasiada incorrecta es tu prosa, que la lleva a ser normal y correcta. Me gusta tu blog.
ResponderEliminarSaludos.
www.laparroquiaderoberto.blogspot.com
Qué bueno seguirte y leerte. Te dije que me gusta lo que escribes? ... y las fotos increibles que posteas, son un verdadero lujo. Bien,, muy bien!!
ResponderEliminarMe ha ENCANTADo lo que has escrito.
ResponderEliminarSi me lo permite un pequeño consejo, no tengas miedos a las comas, pues nos sierven para tomar respiro, ni alos puntos suspensivos, porque es lo que nos deparara el futuro.
un abrazo