lunes, 29 de junio de 2009

Y yo te sigo queriendo...



El monstruo de tus ojos se hace real cada vez que sangran mis dedos y fluyen mis lágrimas.


No me lastimes más. Por favor.

viernes, 26 de junio de 2009

Muda


Me acostumbré tanto a hablarte con pobres monosílabos que hoy no sé cómo hacer para decirte un te amo.

martes, 23 de junio de 2009

Nuestros cuerpos son celestes


Tengo ganas de decir que hay marcianos bailando en mi panza, pero es imposible cuando lo único que existe es un conjunto de meteoritos que siguen estrellándose en mi corazón.
Vos sos mi Tierra, y yo, tu incansable Luna.

Me dijo que quería que siempre fuese de día.

martes, 16 de junio de 2009

No todos somos bailarines~



A veces se me hace difícil mantener este letal equilibrio



¿por qué seguimos caminando sobre frágiles cuerdas finas?


Tal vez tenemos miedo de caer en la ardiente lava... otra vez.

sábado, 13 de junio de 2009

Eso nos pasa por hablar borrascas

Qué feo, dijiste, qué feo mentirme, y me inundaste de realidades y tormentas. Pero tus verdades no me asustan, ni tus monstruos ni tus hechizos. Parece que nunca entenderás que soy de esas personas que sólo le temen a los puntos suspensivos y a las comas; y cada tanto, a los abismos infinitos. Y si hay algo que deba dolerme, no será más que un conjunto de pasillos que no terminan jamás o que ni siquiera tienen comienzos, pero nunca tus palabras.
Esta vez yo cuento con un ejército de afirmaciones ofuscadas y ni una tropa de anticuerpos te salvarán contra mis mentiras contradictorias. En este mundo apestado, no te liberarás de mis enfermizos vocablos precipitados contra la pared, y menos del eco que producen mis oraciones ya vacías en tu mente perturbada. De vos depende dejarlas caer a uno de mis miedos, a aquellos precipicios interminables, aunque sé que no lo harás. Porque quien agudiza su declive sos vos, y mis párrafos sin comas ni puntos suspensivos tienen paracaídas, que al menos les servirán para creer que hay un final.

Aún así, a veces me veo obligada a pedirte algo paradójico... No te salves. Por tu bien, por mi bien y por nuestro mal también. Porque presenciamos una sentencia empinada que nosotros mismos creamos y padecemos, y a pesar de esto, podemos afirmar con orgullo y una media luna entre nuestras facciones, que jamás caeremos.