Entonces prefiero seguir enferma -mentira, lo aborrezco- pero sé que tarde o temprano todos los castillos de arena que armé y se cayeron, van a deshacerse con el viento de la tarde. Esa maldita o bendita tarde en que me decida a abrir la boca y matarme psicológicamente.
[Porque parece que físicamente, ya estoy bastante muerta.]