Me sonrió, viendo que yo estaba tan pensativa y percatándose del brillo de mis ojos, y con ánimos me preguntó:
-¿Dónde te gustaría estar en este mismo momento?
Y yo, apartando la mirada para que no descubriera las lágrimas que comenzaban a alforar, sólo dejé escapar un susurro quebrado.
En este mismo momento, me gustaría no estar.