Hoy cambiar sería existir, pero sé que no tengo arreglo. Ni yo ni los sentimientos que inventé para alimentar mis ilusiones. Mientras vos te paseás indiferente por los agujeros de mi cabeza, yo sigo mirando la lluvia que me trae tu aroma, intacto desde el día en que te fuiste sin siquiera saber mi nombre.
Los kilómetros se agravan hoy y siempre, o al menos hasta que dejemos de lado nuestros fantasmas -los míos acechan a la tarde, no sé los tuyos- Así que hasta entonces, podrías intentar -sólo intentar- ver, escuchar y sentir un poco más allá de lo que puedas percibir... ver lo que nunca hice por tu amor, oír las palabras que jamás te dije y sentir este mundo sacudido que me tiene en el subsuelo. Ojalá te colmes de poderes, y yo de valentía... Para que por fin mi alma perturbada pueda estar en paz y en vida, para que cada uno de los números en estas cuentas dejen de ser autistas, y para que en tu abecedario, yo no sea una letra más.
Algo así como milagros.
O algo así como empezar a caminar.